Resumen adaptado para el blog Golf y Mente, inspirado en el libro “Cómo piensan los campeones” del Dr. Bob Rotella.
Antes de empezar a leer estas reflexiones, y para poner en valor este articulo, me gustaría que vieseis esta entrevista en la que Jessica Korda reflexiona sobre su auto‑diálogo y cómo ese cambio mental le permitió reenfocar su juego y ganar el torneo.
En este capítulo, el Dr. Bob Rotella da en el clavo con una idea tan simple como transformadora: **tu mente puede ser tu mejor aliada o tu mayor enemiga en el campo**. Y la clave está en cómo la entrenas para que te hable… como un buen caddie, no como un fiscal de carrera.
Sí, porque si algo he aprendido en estos años de golf –y también en la vida– es que **no hay enemigo más cruel que uno mismo en modo autocrítico**. Aquel día en el que fallé el approach en el hoyo 16 y me dije: “Siempre igual, cuando hay presión te encoges”… ese día no perdí por técnica. Perdí por falta de amabilidad interior.
La voz interior del campeón
Rotella nos invita a observar cómo nos hablamos. ¿Eres de los que se castiga mentalmente? ¿O tienes una voz interior que te trata como un entrenador sabio y optimista? Los campeones, dice él, **se entrenan para hablarse bien** incluso cuando fallan. No para mentirse, sino para mantenerse en un estado mental competitivo.
Y aquí entra una dosis interesante de neurociencia: el lenguaje interno influye directamente en la activación de redes neuronales relacionadas con la autoconfianza. Es decir, **si te dices “soy capaz”, tu cuerpo reacciona como si lo fueras**. Si te dices “no valgo para esto”, el cuerpo lo cree y actúa en consecuencia.
¿Nunca te ha pasado que justo cuando más necesitas confianza, tu mente se pone a pasar una lista de tus peores fallos? A mí sí. De hecho, hubo un torneo en el que antes del primer golpe ya me estaba recordando aquel fuera de límites del año pasado en el mismo hoyo. O como mi amigo Jorge que piensa en un sapo y pega 4 o 5 por vuelta. Literal.
No eres tus pensamientos
Una de las lecciones más potentes del capítulo es esta: **no eres lo que piensas en un mal momento**. Todos los jugadores –hasta los profesionales– tienen pensamientos negativos. Lo que los campeones hacen distinto es que no se los creen. Los dejan pasar. No los combaten, simplemente no los alimentan.
Rotella propone un ejercicio mental: cada vez que tengas un pensamiento negativo, respóndelo como lo haría un buen caddie. Por ejemplo:
– “Vas a fallar ese putt.”
– “Tranquilo, has embocado muchos como este. Confía en tu rutina.”
Este tipo de diálogo genera lo que se llama *disociación emocional*: separas la emoción del pensamiento y recuperas el control.
Yo empecé a probarlo, y aunque al principio me sentía un poco raro hablándome como si llevara un caddie invisible, con el tiempo me ayudó a reducir el ruido mental y a enfocarme en lo que podía controlar.
El poder de una rutina mental sólida
Rotella insiste mucho en que una **rutina mental coherente** antes de cada golpe es fundamental. No solo porque mejora la concentración, sino porque crea un puente entre el cuerpo y la mente basado en confianza y repetición.
Mi antigua “rutina” era algo así como: mirar al hoyo, hacer dos swings al aire, dudar, volver a mirar, hacer otro swing, pensar en el agua, respirar, y finalmente golpear con más ansiedad que convicción. El resultado era… inconsistente, por decirlo con cariño.
Ahora intento seguir este patrón:
1. Visualizar el golpe que quiero hacer (no el que temo hacer).
2. Respirar profundo y soltar la tensión.
3. Pensar una sola frase clave: “Pasa el palo con ritmo.”
4. Confiar y ejecutar.
Este pequeño ritual no garantiza un buen golpe, pero sí garantiza que **llego al golpe centrado y en paz**, no en guerra conmigo mismo, que es el objetivo.
El caddie interior no juzga: acompaña
Otro punto clave del capítulo es entender que la voz interior del campeón no juzga el resultado. Se centra en el proceso. Como un buen caddie: no te grita por haber fallado, sino que te ayuda a pensar el siguiente golpe con calma.
Esto es oro puro, porque muchos golfistas (me incluyo) viven enganchados emocionalmente al golpe anterior. Y si fue malo, arrastran la culpa durante hoyos. El caddie mental te ayuda a **soltar rápido** y volver al presente.
Recuerdo una ronda en la que pegué un mal drive a la izquierda al bosque de pinos, primer golpe del campeonato. En vez de enfadarme, me dije: “Vale, ahora vamos a salir de aquí con imaginación.” Y lo hice. No hice par, pero hice un bogey digno. Y sobre todo, **evité que ese error se contagiara a los hoyos siguientes**.
Entrena la mente como entrenas el swing
Rotella es claro: la mente también necesita repeticiones. No puedes esperar tener pensamientos campeones si nunca los practicas. Por eso propone que, en tu día a día, entrenes pequeñas frases que puedas usar bajo presión. Frases que te calmen, que te centren, que te devuelvan al presente.
Las mías son:
– “Ritmo y equilibrio.”
– “Confía en tu rutina.”
– “El siguiente golpe es lo único que importa.”
Estas frases no son magia, pero actúan como **interruptores mentales**. Y en momentos de presión, marcan la diferencia.
Nerogolf
¿Qué ocurre en el cerebro con este «interruptor»?
Desde la neurociencia, esto se explica a través de varias funciones:
- Activación del sistema nervioso parasimpático
El interruptor mental permite calmar el cuerpo, reduciendo la frecuencia cardíaca y facilitando la concentración. Esto es crucial antes de un golpe.
- Reducción de la actividad en la red por defecto (DMN)
La Default Mode Network se activa cuando la mente divaga. Activar el «interruptor» ayuda a inhibir esta red y a centrar la atención en el presente y en el objetivo inmediato.
- Activación del circuito de acción (corteza prefrontal – ganglios basales)
Al encender ese interruptor, el cerebro se orienta hacia la acción planificada: la visualización del golpe, la sensación del swing, el compromiso con el objetivo.
- Liberación controlada de dopamina
El sistema de recompensa se anticipa al resultado positivo. El interruptor mental bien entrenado genera una pequeña dosis de motivación y disfrute en el momento del golpe, incluso antes de saber el resultado.
¿Cómo se entrena ese «interruptor»?
Para que funcione en el campo, el golfista debe haber entrenado previamente una señal que desencadene este estado. Puede ser:
- Un gesto corporal: ajustar la visera, tomar una respiración profunda, mover los dedos en el grip.
- Una frase interior: “Estoy aquí”, “Ahora va”, “Confío en mi swing”.
- Una imagen mental: visualizar la bola entrando, el vuelo del golpe, o incluso una metáfora (como accionar un botón o cruzar una puerta).
Con la repetición, el cerebro asocia ese gesto o frase al estado deseado, como un ancla neurológica. Así, el golfista puede activar ese estado en cualquier lugar y bajo presión.
Conclusión
En Neurogolf, el interruptor mental no es magia, sino una herramienta entrenada. Es la manera que tiene el cerebro de entrar en estado de rendimiento óptimo bajo demanda. Y como cualquier habilidad neuronal, se puede aprender, reforzar y automatizar.
Llamada a la acción
Esta semana, convierte tu mente en tu caddie. Observa cómo te hablas después de un mal golpe. ¿Te criticas o te das apoyo? Haz el experimento: cámbiate el diálogo interno. Sé amable, sé estratégico, sé como ese caddie que siempre te ve con potencial.
Porque si tú no estás de tu lado en el campo… ¿quién lo estará?